miércoles

Escondites

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Continué andando sin sangrar, sin dolor aparente, como una mosca o una araña a la que arrancas una pata. Pero cualquier mirada atenta habria percibido que me faltaba algo. [...]
Yo abría realmente en la superficie de la existencia agujeros por los que me colaba para vivir dentro. Vivía en un hormiguero con un solo habitante, yo, que era el protagonista de las historias en las que me refugiaba. Pero las galerías subterráneas se construyen también para escapar de algún sitio. Yo huía, a través de ellas, del barrio, de la familia, de aquella vida que, incluso sin haber conocido otras, no valía la pena.
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Juan José Millás, El mundo